¿Cómo afecta la guerra de Ucrania a las economías europeas?

Algunos indicadores preliminares

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La guerra de Ucrania está suponiendo un fuerte shock adverso para la economía mundial y especialmente para la europea. La invasión rusa ha generado un cambio cualitativo en la situación geopolítica, caracterizado por un aumento muy importante de la incertidumbre general y la percepción de riesgo de conflicto armado a gran escala, así como por un endurecimiento de las barreras entre bloques de países. Ambos factores tienen importantes consecuencias económicas por múltiples vías. La incertidumbre tiende a reducir la inversión y aumenta las necesidades de gasto militar, dejando menos recursos para otras actividades. El agravamiento de la división en bloques interfiere con la eficiente división internacional del trabajo a largo plazo y afecta, de forma inmediata, a los flujos de comercio, turismo e inversión, generando problemas que serán especialmente graves en la medida en que resulten afectadas las relaciones económicas entre China y Occidente. A estas consideraciones generales hay que sumar el hecho de que la Federación Rusa es uno de los mayores productores mundiales de energía y algunas materias primas clave y el principal proveedor de estos productos para muchos países europeos. La pérdida o encarecimiento de estos suministros supondría –o mejor dicho, está suponiendo ya– un importante shock negativo de oferta que amenaza con devolvernos a la estagflación de los años setenta.

En la nota que se resume en este post se recopilan y analizan algunos datos relevantes para cuantificar el shock económico que el conflicto de Ucrania está suponiendo para España y el resto de países miembros de la Unión Europea (UE). El trabajo se centra en tres factores que influyen sobre la gravedad de este shock: el grado de dependencia energética de Rusia, la importancia de este país como mercado de exportación y los efectos del encarecimiento de las importaciones sobre la renta neta real.

Como se aprecia en la primera columna del Cuadro 1, el grado de dependencia energética de Rusia es elevado para la UE en su conjunto y para muchos de sus estados miembros, aunque no para España. La Federación Rusa representa en torno al 40% de las importaciones de gas natural y carbón de la UE27 y más del 23% de las de petróleo y derivados, lo que supone un 28% de sus importaciones totales de estos productos, medidas en términos de contenido energético, y un 17% de sus necesidades totales de energía. El problema que esto supone se ve agravado en muchos casos por el hecho de que las infraestructuras de distribución existentes en buena parte de Europa (fundamentalmente oleoductos y gasoductos con origen en Rusia) hacen muy difícil un cambio rápido de proveedores.

Cuadro 1: Algunos indicadores del impacto económico de la guerra

Por otra parte, el mercado ruso tiene una importancia muy limitada para la UE, con la excepción de los países bálticos. Las exportaciones de bienes a Rusia suponen sólo un 0,6% del PIB para el conjunto de la UE27 y un 1,4% en el caso de Polonia, que es el país grande más sensible a la posible pérdida de este mercado. (Véase la segunda columna del Cuadro 1).

El canal más importante de transmisión de los efectos económicos de la crisis de Ucrania hacia otros países ha sido hasta el momento el fuerte incremento de los precios en los mercados internacionales de energía y otras materias primas esenciales, como los cereales y ciertos metales. La invasión ha exacerbado unas alzas de precios que comenzaron a sentirse hace algo más de un año y que, al menos en los últimos meses, ya reflejaban el temor a una situación como la que finalmente se ha producido. El Gráfico 1 muestra la evolución reciente de los precios de importación para España y para la UE. En ambos casos, los precios caen durante el primer año de la pandemia y se disparan al alza comenzando en el segundo trimestre de 2021 (2021T2), alcanzado tasas interanuales de variación del 20% en 2021T4 que previsiblemente se superarán con holgura en los próximos meses.

Gráfico 1: Variación interanual del deflactor de las importaciones

Fuente: Base de datos de Eurostat, Economía y finanzas, Cuentas Nacionales.

El incremento de los precios de las importaciones comporta un empobrecimiento del país importador, que ve reducida su renta neta tras comprar los productos extranjeros que necesita. Este efecto se concentra en primera instancia en los usuarios más intensivos de los bienes importados, pero tiende a extenderse gradualmente al resto de la economía según estos sectores trasladan los mayores costes a los precios de sus productos y los trabajadores intentan recuperar el poder adquisitivo perdido por sus salarios. Si las subidas son fuertes y continuadas, la pugna por trasladarlas a terceros puede generar una espiral inflacionista de precios y salarios que terminará siendo perjudicial para todos.

En la nota se propone una forma sencilla de cuantificar el impacto de un shock de precios a la importación. El indicador propuesto mide el impacto directo e inmediato de tal perturbación sobre la renta real antes de que las empresas y familias puedan reaccionar a ella, ajustando las cantidades de bienes importados que consumen o utilizan como inputs intermedios. En principio, por tanto, el indicador mide el impacto potencial sobre la renta de una subida de los precios de las importaciones, y no su impacto final, que dependerá también de la reacción de los agentes económicos y de las políticas adoptadas por el Gobierno. Puesto que las empresas y familias buscarán la forma de minimizar el daño que sufre cada una, cabe esperar que el efecto final sea menor que el shock inicial, pero en un mundo con rigideces y mercados imperfectos no es descartable que pueda suceder lo contrario, especialmente si el incremento de costes es lo suficientemente grande como para causar el cierre de un número significativo de empresas (y no sólo ajustes marginales en sus niveles de producción y su cesta de inputs).

La cuantía esperada del shock es fácil de calcular con datos de la Contabilidad Trimestral de Eurostat. Puesto que los últimos datos disponibles corresponden al último trimestre de 2021, el resultado del cálculo, que se muestra en la última columna del Cuadro 1, no puede interpretarse como una estimación del impacto de la guerra en sentido estricto, pero sí puede darnos una idea aproximada de su magnitud puesto que la considerable presión al alza que ya se observaba en los precios de importación en ese momento previsiblemente tenía mucho que ver con las tensiones con Rusia y el miedo a un conflicto como el que finalmente se ha desatado.

Sumando la segunda y tercera columna del Cuadro 1, se obtiene un indicador de la magnitud total del shock ucraniano, medido en términos de la máxima pérdida potencial de renta a través de exportaciones e importaciones. Este indicador varía desde el entorno de un punto en el caso de Malta y Chipre hasta los diez o más puntos de Holanda y algunos países del Este (Lituania, Letonia, Eslovenia, Hungría y Eslovaquia). Para el conjunto de la UE, se sitúa en 5,4 puntos, mientras que Polonia está en 6,6 puntos, Alemania, Italia y España entre 4,5 y 5 puntos y Francia en 3,8. Se trata, por tanto, de cifras muy respetables, con magnitudes equivalentes a una recesión profunda en muchos casos, que tienden a ser especialmente elevadas en los países del Este, pero no sólo en ellos.

Para más información

de la Fuente, A. (2022). “¿Cómo afecta la guerra de Ucrania a las economías europeas? Algunos indicadores preliminares.” FEDEA, Colección Apuntes, no. 2022-07, Madrid.

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