Los indicadores sanitarios en el primer año de pandemia

La pandemia ocasionada por el COVID-19 ha generado, sin duda, un fuerte impacto tanto en el sistema sanitario español como en la salud de su población.

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El objetivo principal del presente post es describir, en perspectiva comparada, los efectos más importantes del Covid sobre nuestro sistema sanitario, con especial énfasis en el primer año de pandemia, para el que la información disponible es mucho mas robusta. Para una información más detallada puede consultarse el cuarto informe del observatorio sanitario de FEDEA

Anticipándonos a lo que la mayoría de indicadores revela veremos que nuestro sistema sanitario y sus principales indicadores acusaron el primer golpe de manera notable aunque afortunadamente el sistema supo adaptarse y resistir los sucesivos golpes de la pandemia.

Principales indicadores del impacto de la pandemia

La mortalidad causada por la pandemia es el principal indicador de su impacto directo. En nuestro caso valoramos dicho impacto mediante el exceso de mortalidad, que es una medida más completa del impacto total de la pandemia en las muertes que el simple recuento de muertes confirmadas por COVID-19. Este indicador captura no solo las muertes confirmadas, sino también las muertes por COVID-19 que no se diagnosticaron y notificaron correctamente, así como las muertes por otras causas que son atribuibles a las condiciones generales de la crisis sanitaria. En el Gráfico 1 se puede ver el número de muertes por COVID-19 y el exceso de muertes relacionados con la población cada 100.000 habitantes. El exceso de muertes supera marcadamente (en más del 40% en promedio) a las muertes reportadas por COVID-19 en la mayoría de los países. En el año 2020, el exceso de mortalidad en España se situaba en 72.383 personas (153 por 100.000 habitantes) mientras que la mortalidad atribuible al COVID-19 registrada fue de 51.078 personas (108 por 100.000 habitantes). Afortunadamente, todo parece indicar que el exceso de mortalidad será muy inferior en 2021, producto de una mejor respuesta del sistema sanatario a la pandemia.

Gráfico 1: Muertes por COVID-19 y Exceso de muertes por 100.000 habitantes. Países seleccionados OCDE. Año 2020.

Fuente: OECD Stat — Nota: para el cálculo anual, se utiliza la suma de la semana 1 a la semana 53. Exceso de muertes: Reino Unido, Alemania, Nueva Zelanda y Estados Unidos, sin datos semana 53.

Como consecuencia directa del exceso de mortalidad, la esperanza de vida al nacer, después de una larga trayectoria ascendente en España, cayó 1,5 años en 2020 respecto del 2019 (Gráfico 2). Para los países de la OCDE se observó una situación similar con una caída que oscila entre 1 y 1,5 años.

Gráfico 2: Esperanza de vida. España. 2000-2020



Fuente: OECD Stat.

Sin embargo, no todos los indicadores evolucionaron negativamente a causa de la pandemia. Dentro del grupo de indicadores de riesgo para la salud, los relacionados con los accidentes de tráfico y la frecuencia de accidentes de trabajo han registrado importantes mejorías debido a las restricciones impuestas por el estado de alarma al inicio de la pandemia que limitaba la movilidad y la interacción social. En el periodo del 15 de marzo al 6 de mayo 2020 se han producido 48 fallecidos y 42 accidentes mortales en vías interurbanas, una caída del 70% y 71% respectivamente, en relación al mismo periodo del año 2019. En cuanto a la frecuencia de accidentes de trabajo, ya se comienza a observar un marcado descenso desde el año 2018, siendo la caída en el año 2020 del 10% respecto de 2019 (16,9 accidentes por millón de horas trabajadas).

Impacto sobre valoración del sistema sanitario y las listas de espera

En cuanto a la valoración del sistema sanitario, según una encuesta internacional sobre la percepción de los servicios de salud, el 50% de las personas entrevistadas está satisfecho con la calidad de la atención. España se encuentra cercana al promedio global, con un 52%, lo que, aun estando en la media, revela un amplio margen de mejora. Asimismo, según las encuestas de opinión a nivel nacional, la mayoría de la población española (un 90%) coincidía en la necesidad de reformar la sanidad durante los meses iniciales de la pandemia.

La sobrecarga que se generó en estos comienzos también repercutió en las listas de espera donde el tiempo medio de espera aumentó un 22% en 2020 respecto de 2019. Asimismo, ocasionó que una importante fracción de las consultas programadas se vieran suspendidas para poder concentrar los esfuerzos en dar respuesta al COVID-19. Según los datos de la Encuesta Europea de Salud en España 2020, se observa una caída importante del porcentaje de personas que consultaron al médico de cabecera (caída de 15 pp) y al especialista (reducción de 13 pp) de manera presencial durante la pandemia respecto del periodo previo a la pandemia.

La sobrecarga tuvo alguna consecuencia positiva ya que dio un impulso a la telemedicina para aliviar la presión sobre los centros de atención primaria, reduciendo los riesgos de transmisión comunitaria y compensando parcialmente la reducción de la actividad asistencial.

Secuelas del Covid-19

Por último, la serie de restricciones impuestas y el confinamiento han dejado secuelas sustanciales tanto en la capacidad asistencial del sistema sanitario con la saturación de las UCIs en plena primera ola como en el estado de salud emocional y mental de la población más vulnerable. A nivel internacional según una encuesta realizada por Ipsos, el 45% de los adultos entrevistados en 30 países afirman que su salud emocional y mental ha empeorado desde el comienzo de la pandemia. para España el porcentaje es levemente superior al 51%, lo que nos sitúa en el cuarto puesto dentro del grupo de países europeos que más se ha visto afectado en este aspecto, sólo por detrás de Hungría (56%), Italia (54%) y Reino Unido (52%).

En relación a la ocupación de camas de UCI por COVID-19, la información disponible a partir de la segunda ola muestra que no se ha llegado a los niveles de saturación, como sí ocurrió durante la primera. En plena tercera ola (situación a 15 de febrero), este indicador se encontraba en una situación crítica (35,6%), sobre todo en ciertas comunidades y ciudades autónomas que sobrepasaban muy ampliamente los valores a nivel nacional como La Rioja (55,2%), Madrid (48,5%), Melilla (47,1%), Comunidad Valenciana (46%), Castilla y León (44,5%), Cataluña (43,6%), Castilla La Mancha (43,4%) y Ceuta (41,2%).

Finalmente, tanto la actividad de donación y trasplante como la actividad quirúrgica experimentaron importantes retrocesos como consecuencia de la pandemia. En el año 2020 la tasa de donantes por millón de habitantes se redujo un 23% respecto de 2019 y por tanto la tasa de trasplantes también sufrió una caída del 19%. Al mismo tiempo, en el primer semestre de 2020 se llevaron a cabo un total de 716.163 intervenciones quirúrgicas provenientes de listas de espera del Sistema Nacional de Salud (SNS), un 36% menos con respecto al mismo periodo del año 2019.

Reflexiones finales

Todo ello pone de manifiesto la necesidad de robustecer el sistema sanitario para que pueda dar respuesta a las posibles amenazas sanitarias que se planteen en el futuro. Y ello tanto en términos de una fuerza laboral especializada en este tipo de sucesos, como en términos de instalaciones y dotaciones materiales, que tanto se echaron en falta en los primeros meses de la pandemia.

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