Esta entrada resume los principales resultados del trabajo “Hacienda Pública y demografía: impacto distributivo de impuestos y prestaciones en los hogares agrupados por edades”, publicado en la colección de Estudios sobre la Economía Española, 2023/14.
El trabajo analiza, desde una perspectiva demográfica, cómo afectan distributivamente los impuestos y prestaciones públicas a los hogares residentes en España, agrupados por edades. Para realizar este análisis, es necesario establecer un criterio factible que vincule una edad al hogar. Para ello, se opta por asignar a cada hogar la edad del miembro que tiene la condición de sustentador principal del mismo.
El estudio realiza una doble aproximación. La primera se dirige a examinar las diferencias del saldo distributivo de la intervención pública existentes entre los hogares según la edad de su sustentador principal. Para ello, hemos segmentado a los hogares en seis grupos de edades que consideramos relevantes desde el punto de vista de la imputación de los distintos impuestos pagados y las prestaciones públicas, monetarias y en especie, recibidas: a) hogares cuyos sustentadores tienen entre 16 y 30 años; b) entre 30 y 40 años; c) entre 40 y 50 años; d) entre 50 y 65 años; e) entre 65 y 75 años; y f) más de 75 años.
En la segunda aproximación, se adopta un enfoque de carácter generacional, con el que se analizan los cambios que experimenta el saldo entre impuestos y prestaciones a lo largo del ciclo vital de cuatro tipos representativos de hogar, para un sistema de impuestos y prestaciones constante: parejas con un único perceptor de rentas, parejas con dos perceptores, hogares monoparentales y hogares unipersonales.
A pesar de que, en el momento de realización del trabajo, el último año con datos disponibles para el análisis es 2020, el trabajo se realiza para el año 2019. Con esta decisión, pretendemos aislar los resultados, tanto de los cambios sufridos por las rentas en 2020 a consecuencia de la pandemia de COVID, como de las medidas excepcionales adoptadas para hacer frente a las consecuencias económicas y sanitarias de la misma. En ambas aproximaciones, se utiliza la metodología y las fuentes primarias de datos empleadas en el Observatorio sobre el reparto de impuestos y prestaciones entre los hogares españoles de Fedea.
Los resultados obtenidos en la primera aproximación se resumen en el gráfico 1 (3.11 del trabajo) y muestran que, de media, los hogares cuyo sustentador tiene más de 65 años son beneficiarios netos de la intervención pública (es decir, pagan menos impuestos que las prestaciones que reciben). Esto es debido, fundamentalmente, a que estos hogares no pagan cotizaciones sociales y reciben pensiones públicas y un volumen elevado de gasto sanitario. Los hogares cuyo sustentador principal tiene menos de 65 años son contribuyentes netos (es decir, pagan más impuestos que las prestaciones que reciben), sin que existan diferencias importantes en los saldos medios correspondientes a los diversos grupos de hogares por debajo de esa edad.
Si de los resultados medios se pasa a observar qué ocurre por tramos de renta bruta, como muestra el gráfico 2 (gráfico 3.12 del trabajo), el saldo de la intervención pública es más favorable para los hogares inactivos en todos los tramos de renta, aunque la ventaja disminuye cuando se incrementa la renta bruta. Solo los hogares de mayores de 65 años ubicados en el 1% del total de hogares residentes en España con mayor renta bruta son contribuyentes netos a la hacienda pública, mientras que, en el otro extremo de edad, los hogares con sustentador menor de 40 años solo son beneficiarios netos si se ubican en el primer quintil (20%) de la distribución global de renta bruta.
Como se ha explicado, el segundo objetivo del trabajo es examinar los cambios que experimenta el saldo entre impuestos y prestaciones a lo largo del ciclo vital de diversos tipos representativos de hogar, para un sistema de impuestos y prestaciones constante.
Los hogares en los que todos los perceptores de renta se han jubilado son beneficiarios netos de la intervención pública. También resultan beneficiarios netos (aunque con un saldo muy inferior a los anteriores, en cuantía y en relación con la renta bruta) las parejas con un único perceptor de renta y los hogares monoparentales, en ambos casos, con hijos dependientes. Las rentas de estos hogares no son elevadas, por lo que tampoco lo son los impuestos que pagan, pero se benefician de considerables prestaciones sanitarias y, sobre todo, educativas. Sin embargo, las parejas con dos perceptores e hijos dependientes reciben estas mismas prestaciones, pero su renta es mucho mayor y los impuestos que pagan, también mucho más altos, por lo que el saldo de la intervención pública, para ellos, es negativo.
Los hogares con un saldo más negativo, en relación con su renta bruta media, son siempre los hogares antes de tener hijos. En esta primera etapa, estos hogares tienen la renta más baja de su itinerario vital (salvo en el caso de las parejas con dos perceptores, que es más baja cuando los dos integrantes se han jubilado) y reciben menos prestaciones públicas, aunque, como ya hemos explicado, no siempre pagan menos impuestos que en las etapas posteriores. Para ilustrar los resultados obtenidos, el gráfico 3 (gráfico 4.2 del trabajo) refleja los saldos de la intervención pública a lo largo del ciclo vital para las parejas con dos perceptores de rentas.
Todos los ejercicios se han realizado para la estructura de población y las rentas, impuestos y prestaciones del año 2019. Aunque es un problema que ha quedado fuera de este trabajo, no puede desconocerse que la disminución de la tasa de natalidad y el aumento de la longevidad en España están afectando ya a los ingresos (en especial, IRPF, cotizaciones sociales e IVA) y los gastos públicos (sobre todo, sanidad, dependencia, pensiones), reduciendo los primeros y aumentando los segundos. Este desequilibrio es muy previsible que suponga un agravamiento de la situación de déficit estructural que ya padece nuestro país, por lo que introduce un argumento más a favor de la necesidad de introducir medidas de consolidación fiscal, por la vía de los ingresos o los gastos. También debe destacarse el impacto intergeneracional que estos cambios demográficos van a tener, muy previsiblemente, en las políticas de gasto de carácter contributivo, como es el caso de las pensiones de jubilación y supervivencia, basadas en un sistema de reparto y donde la financiación y el cobro de las prestaciones tienen lugar en momentos distanciados del ciclo vital.
Referencia
López Laborda, J, C. Marín González y J. Onrubia (2023), “Hacienda Pública y demografía: impacto distributivo de impuestos y prestaciones en los hogares agrupados por edades”, Estudios sobre la Economía Española, 2023/14, Madrid: FEDEA.