Bentolila, S., F. Felgueroso, M. Jansen y J. F. Jimeno (2021). “Lost in Recession: Youth Employment and Earnings in Spain.” FEDEA, Estudios sobre la economía Española no. 2021-12, Madrid.
La actual generación de jóvenes se enfrenta a retos excepcionales, tras sufrir el impacto de dos crisis económicas profundas en poco más de una década. En el caso de España este reto es aún mayor debido a problemas estructurales en el mercado de trabajo que perjudican especialmente a los jóvenes, dificultando su acceso a empleos estables. En este contexto, Fedea publica un estudio, preparado por Samuel Bentolila (CEMFI), Florentino Felgueroso (Fedea), Marcel Jansen (UAM y Fedea) y Juan F. Jimeno (B. de España y U. de Alcalá), en el que se analiza la evolución de las condiciones laborales de los jóvenes españoles durante los últimos treinta años y se documenta su continuo deterioro. En cada recesión se produce un retroceso en la situación laboral de este colectivo que no llega a recuperarse del todo en la expansión subsiguiente, lo que provoca una tendencia negativa en las condiciones iniciales de empleo de las sucesivas cohortes de jóvenes.
El estudio se divide en tres partes. La primera parte ofrece una panorámica de las principales tendencias del mercado de trabajo de los jóvenes usando datos procedentes de la Encuesta de Población Activa (EPA) y la Muestra Continua de Vidas Laborales (MVCL). Los datos muestran la delicada situación de los jóvenes al principio de la actual pandemia, con tasas de paro que duplican las existentes al principio de la Gran Recesión de 2008-2013. Sin embargo, el hecho más destacable es la senda negativa de los ingresos salariales de este colectivo. En 2019, la mediana del salario mensual real de los jóvenes entre 18 y 35 años era menor que en 1980, con caídas que van desde el 26% para aquellos con edades entre 30 y 34 años hasta el 50% para los de 18 a 20 años. Estas caídas se deben principalmente a una reducción muy acusada de la duración de sus empleos y a un aumento del peso del empleo a tiempo parcial. El impacto conjunto supone caídas de la media de los días de trabajo equivalentes a tiempo completo del 73% al 22%, respectivamente, debido a la caída de la duración de los contratos y de la jornada laboral.
En la segunda parte se presenta un análisis a nivel de cohorte empleando datos longitudinales de la MCVL. Al igual que la mayoría de los estudios sobre los efectos cicatriz de las recesiones, este análisis se limita a los jóvenes con estudios universitarios a los que se divide en función de su titulación: diplomatura, grado y posgrado. Los resultados confirman las tendencias identificadas en la primera parte. En particular, durante las recesiones se observa una fuerte caída de la renta laboral media de los jóvenes durante su primer año en el mercado de trabajo, así como un patrón similar, aunque menos acusado, hasta los 15 años de experiencia laboral, lo que sugiere que el deterioro de las condiciones de entrada tiene efectos persistentes durante buena parte de las carreras laborales.
En la tercera y última parte se lleva a cabo un intento de medir la persistencia de las condiciones de entrada en el mercado. En el análisis empírico se utiliza la variación a nivel de cohorte de la tasa de paro provincial y del año de graduación, para estimar en qué medida condiciones desfavorables en el momento de la entrada al mercado de trabajo condicionan el progreso de los resultados laborales en los años posteriores. Este análisis es estándar en la literatura sobre el llamado efecto cicatriz de las recesiones. Sin embargo, una de las novedades de este estudio es que también se permite que exista una senda temporal diferente para cada nivel de experiencia laboral, lo que permite captar el impacto de cambios estructurales en el mercado de trabajo –que pueden ser cambios en la oferta o la demanda de universitarios o en aspectos institucionales– sobre los resultados laborales de los jóvenes durante sus primeros diez años en el mercado.
Los resultados obtenidos confirman la importancia de las condiciones iniciales. En la especificación de referencia para quienes terminan un grado universitario, una subida de un punto porcentual de la tasa de paro provincial en el año de entrada está asociada con una caída de la renta salarial mensual de 1,5 puntos porcentuales dos años después. Y el efecto solo deja de ser significativo a partir del séptimo año. No obstante, el tamaño estimado de estos efectos cicatriz es algo menor que en la mayoría de los estudios existentes y estos desaparecen casi completamente al introducir como factores explicativos adicionales los cambios estructurales (la senda temporal antes mencionada) y la tasa de paro nacional contemporánea. En concreto, comparando a dos individuos que se gradúan con diez años de diferencia en la misma provincia y con la misma tasa de paro provincial, el salario diario medio y el número de días trabajados durante el primer año serían respectivamente un 7% y un 9,3% más bajos para la persona que entra más tarde. Por tanto, al considerar un período de tiempo suficientemente largo, pesa más el año de entrada al mercado de trabajo que la tasa de paro en el momento de la graduación.